ELEGIR Y JUZGAR AMISTADES // 7 Consejos estoicos para encontrar y disfrutar de buenas relaciones

Enseñanzas para cultivar la verdadera amistad por Cicerón.

7 Consejos estoicos para encontrar y disfrutar de buenas relaciones 

1 Debemos elegir nuestros amigos con precaución.

Al iniciar la amistad es necesaria la prudencia, Cicerón reconoce que a lo largo de la vida existen muchas personas que son llamadas amigos, socios, vecinos, etc. y que es importante distinguir entre quienes son conocidos, de verdaderos amigos antes de vincularse profundamente.

2 Solo las buenas personas pueden ser buenos amigos.

Es cierto que las personas con escasa fibra moral pueden tener amigos, pero siempre serán amigos por conveniencia, los tiranos y los canallas se utilizan mutuamente pero no es la verdadera amistad.

3 Los amigos nos hacen mejores personas.

Es muy difícil florecer en soledad, si nos aislamos perderemos la capacidad de vernos tal cual somos. Un amigo de verdad siempre empuja para ser mejores.

4 Los amigos son sinceros entre sí, aunque duela.

Los amigos nos dicen lo que necesitamos oír, no lo que queremos que nos digan.

El mundo está lleno de aduladores, pero solo un amigo de verdad, o un enemigo se arriesgará a enojarnos con la verdad.

Como somos buenos amigos recibiremos las palabras con gratitud.

5 La amistad es un premio en sí misma.

Cicerón reconoce que la amistad tiene ventajas prácticas como el consejo, el compañerismo, el apoyo en la adversidad, pero en el fondo la verdadera amistad no es una relación comercial, no busca compensación ni cuadrar cuentas.

Un amigo actúa sin esperar nada.

6 Un amigo nunca nos pedirá obrar mal.

Un amigo lo arriesga todo por otro menos su honor.

Si un amigo nos pide que engañemos, mintamos u obremos de manera indigna para favorecerlo debemos considerar seriamente de nuevo a esa persona.

7 La vida sin amistad no merece la pena.

En palabras del propio Cicerón; “imaginad que dios os transporta a un lugar donde tenéis todo lo que podáis desear, pero ningún ser humano, ¿No tendrías que ser de acero para soportar una estancia semejante? ¿No perderías la capacidad de sentir alegría y placer?”